-I-
Sarnosa perra en la que me he convertido.
Me llamaban reina
porque reina era del confín humano y follador
y conocían mis jabonosas manos
el falón de dios.
Así parí la cordillera en los Andes,
dejándome por si acaso abierta la blancura
de nuevos reinos.
(...)
-VII-
Porque crecen como lirios las orejas
alrededor de la polis
y los cráneos los trepanan en pequeñas liendres
con vegetal minucia.
He sido la somnolienta Oceanía
del mestizaje
y el Greco en artificio provinciano
-la muy perra-.
En enormes hogueras
y autopistas de carne han contemplado
mis vergüenzas,
mis tetas infladas de helio
y aguarrás.
(...)
-X-
Todo mi cuerpo
es una herida por dónde nunca pasó dios.
-XI-
E iban a secarse de solamente sed mis vastos
océanos de orina y semen,
mis inamibles y muy desterrados excretores,
mis falanges de mil watts
en blanquinegra esclavitud.
Nubes sin color derribaron en plomo
mi citadino exceso,
la marginalidad de mis nombres y bultos,
de mis gramaticales utopías
en profundo llanto.
Imaginarios lingüísticos del país en carroña:
placentas mamadoras en mi sexo,
humus tormentoso y rajador.
Me vuelo en telescopios de lacra sagrada.
Mi moral la someto a culebras tejedoras.
(...)
Sarnosa perra en la que me he convertido.
Me llamaban reina
porque reina era del confín humano y follador
y conocían mis jabonosas manos
el falón de dios.
Así parí la cordillera en los Andes,
dejándome por si acaso abierta la blancura
de nuevos reinos.
(...)
-VII-
Porque crecen como lirios las orejas
alrededor de la polis
y los cráneos los trepanan en pequeñas liendres
con vegetal minucia.
He sido la somnolienta Oceanía
del mestizaje
y el Greco en artificio provinciano
-la muy perra-.
En enormes hogueras
y autopistas de carne han contemplado
mis vergüenzas,
mis tetas infladas de helio
y aguarrás.
(...)
-X-
Todo mi cuerpo
es una herida por dónde nunca pasó dios.
-XI-
E iban a secarse de solamente sed mis vastos
océanos de orina y semen,
mis inamibles y muy desterrados excretores,
mis falanges de mil watts
en blanquinegra esclavitud.
Nubes sin color derribaron en plomo
mi citadino exceso,
la marginalidad de mis nombres y bultos,
de mis gramaticales utopías
en profundo llanto.
Imaginarios lingüísticos del país en carroña:
placentas mamadoras en mi sexo,
humus tormentoso y rajador.
Me vuelo en telescopios de lacra sagrada.
Mi moral la someto a culebras tejedoras.
(...)