tres poemas



sobre una fotografía de aoiike de shikama

Yo voy al encuentro de los árboles 
y fotografío aquel árbol que me llama.
Es como ir al encuentro de un maestro.
Takeshi Shikama

 

es como si el alma de los árboles se esfumara
desde sus roídos troncos
porque el invierno rechaza su colorido vigor
o como si sus ramajes fueran los brazos 
en sepia de mis futuros muertos 
-padres hermanos e hijos-
los brazos de una presencia inasible 
que se agiganta a medida que se abrevia
omitiendo la luz de lo que es
la fotosíntesis de su natural reflejo 
desde un limbo suave 
donde estar o no estar
significan sin querer lo mismo


 

ayayema: cetáceos nucleares por krakenes de plomo (fragmentos)

como en fitzcarraldo una minga de aborígenes con los genitales pixelados emplaza con gran dificultad un faro en mitad del bosque. la oscuridad es creciente, la ignición nocturna de su flora y fauna despliega vahos que opacan el perímetro pausando la expansión de sus reflejos. sólo un estado de lucidez total permite dejar de entender los objetos y seres que le rodean. vaciar el paisaje de cualquier referencia altera el punto de vista de quien lo contempla hasta atisbarlo igual en cualquier ubicación. aparecer y desaparecer son matices de un mismo procedimiento estético. en primavera los zorzales se estrellan contra la ventana, en otoño se vuelven invisibles o anidan en espacios imposibles de rastrear. su ausencia es como el silencio que precede al llanto de un árbol recién nacido. el faro enciende sus neones para verlos en un bosque devastado por la turbiedad, encandece en ráfagas intempestivas que esfuman con lentitud a los ahorcados de primaveras pasadas. la desproporción de su mortuoria performance lo abstrae de otras agrestes y vanas experiencias



girl, you'll be a woman soon (fragmentos)

infieles inviernos te han desteñido el pulso y la lengua, la noctámbula plagiaria mueca cuya ceniza fermentas desde los vértices de una patria steampunk codificada en sueños húmedos y cíclicas clarividencias que se extinguen o avivan según criterios imposibles de narrar sin caer en el autoengaño. cae la noche y en las afueras de la city las parejas tiran sobre mantas cuadrillé, lxs empaques del supermercado fuman cripy y lxs suicidas se cuelgan de árboles como el que ahora observas pensando por qué desde chica vienes tan proclive al llanto. las luces de la copec, los autos y los semáforos desde lejos parecen ilusiones ópticas, su contemplación prolongada propicia estados alterados de conciencia. las cosas que amas las conoces por su ausencia, por las coordenadas de una rabia que se enraíza con fuerza a tus más remotas osamentas hasta volverte macabra y llorar de tan poquita cosa entre la gente

con una especie de infección en tu boca



Textos originalmente publicados en la revista Saber sin fin
 

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